El dolor abdominal es común en los niños. Pero, por lo general, los niños no se quejan del dolor porque no saben cómo describir qué les sucede. También tienen problemas para identificar dónde les duele. A menudo, solo se sienten mal o no quieren comer. Esto puede hacer que el dolor abdominal sea difícil de diagnosticar en niños pequeños. Además, los síntomas abdominales se asocian con muchos problemas. En la mayoría de los casos, la causa del dolor abdominal en los niños no es grave y desaparecerá.
En los días siguientes, el dolor abdominal puede aparecer y desaparecer o ser continuo. Puede ser difícil determinar si su hijo tiene dolor o si siente algo más. Su hijo puede tener náuseas y vomitar o tener estreñimiento, diarrea o fiebre. A veces, puede ser difícil determinar si su hijo tiene náuseas porque solo siente malestar y no asocia esa sensación con las náuseas. Su hijo puede tocarse constantemente el estómago o expresar dolor cuando se le toca el estómago.
El dolor abdominal puede continuar incluso cuando se trata correctamente. A veces, la causa puede llegar a ser más clara en los próximos días y puede requerir tratamientos adicionales o diferentes. Se pueden necesitar pruebas adicionales o medicamentos.
Cuidados en el hogar
El proveedor de atención médica de su hijo puede recetarle medicamentos para el dolor y los síntomas de infección. Siga las instrucciones para darle estos medicamentos a su hijo.
Cuidados generales
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Consuele a su hijo según sea necesario.
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Trate de encontrar posiciones que alivien el malestar de su hijo. Una almohada pequeña colocada sobre el abdomen puede ayudar a proporcionar alivio del dolor.
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La distracción también puede ayudar. Algunos niños pueden calmarse al escuchar música o cuando alguien les lee.
Alimentación
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No obligue a su hijo a comer, sobre todo si tiene dolor, vómitos o diarrea.
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El agua es importante para prevenir la deshidratación. La sopa, las paletas heladas y la solución de rehidratación oral ayudarán. Dele líquidos en pequeñas cantidades. No deje que su hijo los tome de golpe.
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Evite los alimentos con grasa, grasosos, picantes o fritos.
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Evite los productos lácteos si su hijo tiene diarrea.
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No alimente a su hijo con gran cantidad de comida a la vez, incluso si tiene hambre. Espere unos minutos entre bocados y ofrezca más si lo tolera.
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Siga las indicaciones de alimentación que le dé el proveedor de atención médica. Solicite estas indicaciones por escrito si le preocupa no recordar la información.
Visita de seguimiento
Asista a las visitas de control con el proveedor de atención médica de su hijo o siga las indicaciones recibidas. Si le realizaron pruebas o estudios, un especialista los revisará. Le informarán los resultados nuevos que puedan afectar la atención médica que recibe su hijo.
Notas especiales para los padres
Mantenga un registro de síntomas, tales como, vómitos, diarrea o fiebre. Recuerde qué hacía su hijo cuando comenzaron los síntomas, como qué comía o cada cuánto iba al baño. Esto puede ayudar al proveedor de atención médica a hacer un diagnóstico.
Cuándo llamar al 911
Llame al
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Dificultad para respirar
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Dificultad para despertarlo
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Desmayos o pérdida del conocimiento
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Frecuencia cardíaca acelerada
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Convulsiones
Cuándo debe buscar atención médica
Llame al proveedor de atención médica de su hijo de inmediato si se presenta cualquiera de las siguientes situaciones:
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Fiebre (consulte "La fiebre y los niños" más abajo)
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Llanto inconsolable o irritabilidad
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Síntomas continuos tales como dolor abdominal intenso, sangrado, dolor al orinar o con sangre, náuseas y vómitos, estreñimiento o diarrea
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Hinchazón abdominal o la pared abdominal se vuelve rígida y dura
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Hay antecedentes recientes de lesiones o traumatismos en el abdomen
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Su hijo se sometió a una cirugía recientemente y tiene algún síntoma
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Escroto doloroso, hinchado o inflamado
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No orine ni moja los pañales
La fiebre y los niños
Use un termómetro digital para tomar la temperatura de su hijo. No use un termómetro de mercurio. Hay termómetros digitales de distintos tipos y para usos diferentes. Entre estos, se encuentran los siguientes:
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En el recto (rectal). En los niños de menos de 3 años, la temperatura rectal es la más precisa.
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En la frente (lóbulo temporal). Sirve para niños de 3 meses en adelante. Si un niño de menos de 3 meses tiene signos de estar enfermo, este tipo de termómetro se puede usar para una primera medición. Es posible que el proveedor quiera confirmar la fiebre tomando la temperatura en el recto.
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En el oído (timpánica). La temperatura en el oído es precisa a partir de los 6 meses de edad, no antes.
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En la axila (axilar). Este es el método menos confiable, pero se puede usar para una primera medición a fin de revisar a un niño de cualquier edad que tiene signos de estar enfermo. Es posible que el proveedor quiera confirmar la fiebre tomando la temperatura en el recto.
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En la boca (oral). No use el termómetro en la boca de su hijo hasta que tenga al menos 4 años.
Use el termómetro rectal con cuidado. Siga las instrucciones del fabricante del producto para usarlo adecuadamente. Colóquelo con cuidado. Etiquételo y asegúrese de no usarlo en la boca. Podría transmitir gérmenes de las heces. Si no se siente cómodo usando un termómetro rectal, pregunte al proveedor de atención médica qué otro tipo puede usar. Cuando hable con el proveedor de atención médica sobre la fiebre de su hijo, infórmele qué tipo de termómetro usó.
A continuación, encontrará valores de referencia que lo ayudarán a saber si su hijo tiene fiebre. Es posible que el proveedor de atención médica de su hijo le dé valores diferentes. Siga las instrucciones específicas que le dé su proveedor.
Medición de temperatura en un bebé menor de 3 meses:
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Primero, pregunte al proveedor de atención médica de su hijo cómo debe tomarle la temperatura.
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En el recto o en la frente: 100.4 °F (38 °C) o superior
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En la axila: 99 °F (37.2 °C) o superior
Medición de temperatura en un niño de 3 a 36 meses (3 años):
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En el recto, la frente o el oído: 102 °F (38.9 °C) o superior
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En la axila: 101 °F (38.3 °C) o superior
Llame al proveedor de atención médica en los siguientes casos:
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Picos de fiebre reiterados de 104 °F (40 °C) o superior en un niño de cualquier edad
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Fiebre de 100.4 °F (38 °C) o superior en un bebé de menos de 3 meses
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Fiebre que dura más de 24 horas en un niño menor de 2 años
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Fiebre que dura 3 días en un niño de 2 años o más
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