Un examen físico completo es una parte importante del cuidado del recién nacido. Cada sistema del cuerpo se revisa minuciosamente en busca de signos de salud y funcionamiento normal. El proveedor de atención médica también busca cualquier signo de enfermedad o de defectos de nacimiento. El examen físico de un recién nacido suele incluir una evaluación de lo siguiente:
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Signos vitales.
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Temperatura. Capacidad de mantener una temperatura corporal estable de entre 97.0 °F y 98.6 °F (36.1 °C y 37 °C) en un entorno normal.
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Latidos cardíacos. Normalmente entre los 120 y los 160 latidos por minuto. Puede ser mucho más lento cuando el bebé duerme.
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Frecuencia respiratoria. Normalmente entre las 40 y las 60 respiraciones por minuto.
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Presión arterial. Normalmente un número superior (sistólica) de entre 60 y 80, y un número inferior (diastólica) de entre 30 y 45.
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Saturación de oxígeno. Normalmente entre un 95 % y un 100 % en el aire del ambiente.
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Aspecto general. La actividad física, la tonicidad muscular, la postura, el nivel de conciencia y si el bebé está o no despierto y alerta.
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Piel. Color, textura, uñas, presencia de erupción cutánea.
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Cabeza y cuello.
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Aspecto, forma, forma de la cabeza debido al paso del bebé por el canal de parto (moldeado)
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Las partes blandas abiertas del cráneo del bebé (fontanelas)
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Los huesos que atraviesan la parte superior del pecho (clavículas)
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Cara. Ojos, orejas, nariz, mejillas. Presencia del reflejo rojo en los ojos.
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Boca. Paladar, lengua y garganta.
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Pulmones. Sonidos de la respiración, patrón de respiración.
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Sonidos cardíacos y los pulsos femorales (en la ingle).
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Abdomen. Presencia de masas o hernias.
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Genitales y ano. Conductos de la orina y las heces abiertos, y genitales masculinos y femeninos formados normalmente.
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Neurología. Se evalúan el tono y los reflejos neonatales.
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