Enterarse de que tiene un tumor es alarmante. Tal vez se pregunte cómo afectará a su vida. Los tumores no cancerosos (benignos) se tratan de forma fácil. Los tumores cancerosos también pueden tratarse bien cuando se detectan a tiempo. Participe de forma activa con los proveedores de atención médica para decidir el plan de tratamiento y despeje todas las dudas que tenga.
¿Qué es un tumor?
Un tumor es una masa de células anormales. Puede crecer de forma lenta y no ser canceroso (benigno) o crecer rápidamente y ser canceroso (maligno). Algunos tumores, especialmente los cancerosos, pueden poner en peligro la vida. Pero la mayoría de los tumores son tratables.
¿Quién corre riesgo de tener un tumor canceroso?
Es más probable que usted presente un tumor en la boca o la garganta si sucede lo siguiente:
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Fuma cigarrillos, pipa o puros
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Mastica tabaco o aspira rapé
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Bebe alcohol
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Tiene una mala salud bucal
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Se expone a ciertas sustancias químicas industriales
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Ha tenido un tumor en la boca o la garganta en el pasado
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Antecedentes de exposición a la radiación en la cabeza o en la zona del cuello
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Tiene una infección por el virus del papiloma humano (VPH)
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Es varón (es dos veces más frecuente que en las mujeres)
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Tiene una mala nutrición y exceso de peso corporal
Síntomas de un tumor en la boca
Si tiene un tumor en la boca, usted o el proveedor de atención médica podrían haber notado uno o más de los siguientes trastornos:
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Manchas blancas o rojas en las mejillas, en la lengua, en el paladar o en las encías
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Dolor en la boca o entumecimiento que no desaparece
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Llaga que sigue sin sanar después de 1 o 2 semanas
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Dientes flojos sin una lesión previa
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Sangrado de la boca que no se detiene al cabo de unos días
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Hinchazón o nódulo que no desaparece
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Problemas con los dientes, la prótesis, o para masticar
Síntomas de un tumor en la garganta
Si tiene un tumor en la garganta, usted o el proveedor de atención médica podrían haber notado uno o más de los siguientes trastornos:
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Ronquera persistente
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Dificultad para tragar
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Nódulo en el cuello
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Dolor de garganta que no desaparece
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Dolor (generalizado o agudo) o presión en el oído
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Tos persistente con o sin sangre en el esputo
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Pérdida de peso sin motivo aparente
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