La bursa es un pequeño saco lleno de líquido. Esta sirve para amortiguar los músculos, tendones y huesos de una articulación. La inflamación de esta bolsa se llama bursitis. Los síntomas más comunes de la bursitis son: dolor, sensibilidad e hinchazón que limitan el movimiento de la articulación afectada.
¿Cuál es la causa de la bursitis?
La bursitis puede deberse a un evento aislado, como una caída o un golpe en una articulación. La bursitis se debe con mayor frecuencia al uso excesivo de una articulación. La repetición de los mismos movimientos irrita la bolsa y causa inflamación. Cuando ocurre esto, los otros tejidos cercanos tienen menos espacio para moverse. La bursitis es más común en las articulaciones grandes, como la rodilla, el hombro, el codo y la cadera.
¿Cuáles son los tratamientos para la bursitis?
Para ayudar a reducir el dolor y la hinchazón, es posible que el médico le recomiende algunos de los tratamientos siguientes:
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Reposo le da tiempo a la bursa para sanar. Esto significa que deberá limitar las actividades que requieran esfuerzo en la articulación afectada.
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Hielo puede ayudar. Colóquelo sobre el área durante 15 a 20 minutos varias veces al día. Espere al menos 20 minutos entre usos o según le hayan indicado. Envuelva el hielo en una toalla fina para evitar lesiones en la piel.
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Los medicamentos antinflamatorios alivian la hinchazón dolorosa. En algunos casos, esto puede incluir inyecciones de cortisona u otros medicamentos esteroides en la bursa.
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Las férulas y las vendas de soporte mejoran su comodidad. También permiten que se cure la bursa.
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La fisioterapia puede usarse para aumentar la flexibilidad y desarrollar músculos que sostienen la articulación.
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Mediante la aspiración se extrae el exceso de líquido de la bursa con una aguja. Esto puede ayudar a su proveedor de atención médica a determinar qué está causando la bursitis. Puede tratarse de una infección o de un uso excesivo.
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Cirugía se puede usar para extirpar una bursa inflamada o infectada. Esta opción se usa muy poco.