El acoso sexual ocurre cuando un compañero dice o hace algo de índole sexual que le causa incomodidad. El acoso sexual impide que los compañeros de trabajo tengan el respeto mutuo que se necesita para trabajar en un entorno saludable. Si usted es víctima de acoso sexual, puede sentir una sensación de violación o intimidación. Quizás tenga temor de contar lo sucedido porque podría afectar su empleo o carrera profesional.
La víctima y el acosador pueden ser de cualquier género. El acosador también puede ser del mismo género que la víctima. El acosador puede ser un compañero de trabajo, su supervisor o el supervisor de otra área. Incluso puede ser una persona que no sea un empleado, como un cliente o consumidor. Si bien las leyes no prohíben las simples burlas, se considera ilegal el acoso que ocurre con tanta frecuencia que provoca un entorno laboral hostil y ofensivo.
Dignidad personal
¿La víctima tuvo la culpa? No. Pero, de todos modos, la autoestima de la víctima puede verse afectada. Muchas personas intentan prevenir incidentes a futuro alejándose del acosador o cambiando la forma en que visten. Si el acoso no se detiene, las víctimas pueden sentir ansiedad, miedo, enojo o depresión. Estas emociones pueden llevar a otros problemas de salud.
Desempeño laboral
Las víctimas de acoso sexual suelen perder la concentración en el trabajo. Y también pueden ser menos productivas. Quizás lleguen tarde al trabajo con más frecuencia. Incluso pueden faltar al trabajo. Otros empleados también pueden verse afectados. Los que son testigos del acoso o escuchan sobre esto pueden sentirse enfadados o confundidos. Puede surgir un ambiente de conflicto y malestar entre los empleados.
Cómo reconocer el acoso sexual
Tal vez le cueste distinguir si usted está siendo víctima de acoso sexual. Esto depende de cómo le hacen sentir las acciones del presunto acosador. ¿Sus acciones le causan incomodidad? Hágase estas preguntas:
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¿La persona me hace bromas de carácter sexual? ¿Esta persona habla sobre situaciones sexuales cuando está conmigo?
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¿La persona me hace preguntas sobre mi vida sexual?
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¿La persona centra su atención en mí? Por ejemplo, ¿esta persona me sigue insistiendo para que tengamos una cita?
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¿La persona tiene caricaturas, fotografías u otros objetos en su espacio de trabajo que podrían considerarse ofensivos a nivel sexual?
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¿La persona invade mi espacio personal? Por ejemplo, ¿esta persona se para demasiado cerca o me toca mientras conversamos?
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¿Esta persona me hace tantas bromas que esto llega a interferir con mi sensación de seguridad, mi autoestima y mi desempeño laboral?
Si respondió que sí a cualquiera de estas preguntas, es probable que esté siendo víctima de acoso sexual.
