El LCA (ligamento cruzado anterior) es una banda de tejido fuerte y fibroso que estabiliza la rodilla. Las lesiones del LCA son muy comunes, especialmente entre los atletas. El tratamiento de la lesión puede incluir o no una cirugía. Este tratamiento depende de la gravedad de la lesión y cuán activo espera ser en el futuro. El tratamiento también depende del tipo de actividades en las que desee participar. El proveedor de atención médica hablará con usted sobre sus opciones de tratamiento.
Reduzca el dolor y la hinchazón
Le realicen o no una cirugía, puede ayudar a reducir el dolor y la hinchazón con reposo, hielo, compresión y elevando la pierna. Para descansar, levante la rodilla por encima del nivel del corazón. Aplique hielo en la rodilla entre
Uso de muletas
Las muletas pueden ayudarlo a desplazarse durante la recuperación. Disminuyen el esfuerzo sobre la rodilla. Siga los consejos del proveedor de atención médica sobre el uso de muletas y cuánto peso puede colocar sobre la pierna lesionada. Use las muletas o un aparato ortopédico durante el tiempo que le aconsejen.
Si necesita cirugía
En el caso de lesiones del LCA graves, es posible que necesite un procedimiento denominado reconstrucción del LCA. Es una cirugía donde se utiliza un injerto (tejido nuevo) para reemplazar el ligamento desgarrado. Si necesita esta cirugía, el proveedor de atención médica puede brindarle más información al respecto.
Rehabilitación
Ya sea que le realicen una cirugía o no, los ejercicios de rehabilitación son importantes. Es necesario hacer actividad física para fortalecer los músculos que rodean la rodilla. También lo ayudará a recobrar flexibilidad, reducir el dolor y prevenir otros problemas de rodilla en el futuro. El proveedor de atención médica puede explicarle los mejores ejercicios para la rodilla. También le indicará con qué frecuencia debe hacer ejercicio y por cuánto tiempo.
Cuándo llamar al proveedor de atención médica
Llame de inmediato al proveedor de atención médica si nota alguno de los siguientes síntomas:
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Dolor intenso o aumento del dolor en la rodilla o en la pierna
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Hinchazón de toda la pierna
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Enrojecimiento o sensación de calor en la pierna
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Calor, hinchazón o sensibilidad en la pantorrilla
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Fiebre que dura más de
24 horas