La función de los pulmones es introducir aire en el cuerpo y expulsarlo. El aire se desplaza dentro de los pulmones a través de una red de vías respiratorias (tubos) de tejido elástico. Si algo bloquea estas vías respiratorias, o hay demasiada presión sobre un pulmón, este puede colapsarse. El colapso total o parcial de un pulmón se llama atelectasia. Esto puede provocar un descenso en los niveles de oxígeno. La atelectasia puede ser causada por alguno de los siguientes factores:
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Reposo en cama por mucho tiempo
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Patrón de respiración superficial
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Sedación pesada
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Obesidad
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Un objeto extraño en uno de los pasajes de aire
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Un tumor (benigno o maligno) que ejerce presión sobre un pasaje de aire
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Dolor en el pecho o en el vientre (dolor abdominal) debido a una cirugía, a una lesión o a otra posible afección que pueda limitar la capacidad de toser y respirar profundamente
El tratamiento para la atelectasia depende de la causa de esta.
Cuidados en el hogar
Si su atelectasia se debe al reposo en cama, a la sedación, a la respiración superficial o a la obesidad, haga lo siguiente para aumentar el flujo de aire a los pulmones.
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Si le dieron un aparato espirómetro de incentivo, haga lo siguiente: Úselo como le indicaron.
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De lo contrario, haga lo siguiente: tome cuatro inspiraciones profundas cada una o dos horas mientras esté despierto. A medida que exhale, frunza sus labios como si estuviera inflando un globo. (De ser posible, de hecho infle un globo o un guante de goma).
Si la atelectasia se debe a otras causas, siga las indicaciones de su proveedor para el cuidado en el hogar.
Visita de seguimiento
Programe visitas de control con su proveedor o según le indiquen.
Cuándo buscar atención médica
Llame de inmediato a su proveedor de atención médica si ocurre lo siguiente:
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Tos con congestión o esputo coloreado
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Tiene dolor abdominal o este empeora
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Tiene fiebre de 100.4 °F (38 °C) o superior, o según le hayan indicado
Cuándo llamar al 911
Llame al
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Falta de aire
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Dolor de pecho que empeora al respirar
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Mareo, debilidad o desmayo
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Tos con sangre